Bienaventuranzas

29
Ago
Bienaventuranzas 1

¿Qué dicen las bienaventuranzas?

  • Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

La pobreza de espíritu es un vaciamiento de uno mismo, normalmente a través de la humildad, para llenarnos de vida y de amor de quien sabe que el vacío interior que sentimos es mayor cuando estamos apartados de Dios.

 

  • Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.

Ser manso no significa ser débil, sino que significa comportarse con bondad y gentileza, serenidad, sana autoestima para crear un ambiente de paz sin conflictos. Entender que todo lo bueno que necesitamos es heredado no tomado.

 

  • Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.

Los niños lloran cuando sienten dolor para que los padres los consuelen. Con los años vamos dejando de llorar cuando sentimos dolor, pero se abre una herida en nuestro interior. Por miedo, tristeza, frustración, confusión, ira o cuando no podemos expresar nuestros sentimientos. Abrir una relación con Dios mediante el dolor es incomprensible o inconcebible para muchos. Lloramos cuando no tenemos palabras para pedirle a Dios, nuestro padre, que nos de consuelo.  

 

  • Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.

Jesús declara que los que tienen hambre y sed de justicia son bienaventurados, lo que significa que, de hecho, tienen algo bueno. Cuando Jesús habla de hambre y sed nos enseña cómo nos saciamos bebiendo y comiendo, que es necesario y bueno, pero pronto volveremos a tener hambre y sed. Él nos ofrece un agua y un pan para que no tengamos hambre y sed nunca más. Por otro lado, la justicia divina es inmutable y nos hace responsables de las consecuencias de nuestros actos como criaturas libres. En resumen, trata sobre las actitudes ante la vida y Dios.

 

  • Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Esta bienaventuranza hace referencia a aquellos corazones que, transformados por el perdón y el amor de Dios ya no pueden seguir igual. Tener un corazón sencillo y puro, que sabe amar y no deja entrar en su vida algo que atente contra ese amor. Viviendo practicando la compasión son capaces de ofrecer lo mismo a sus hermanos. El amor humano es débil, temporal, posesivo, celoso, envidioso, con manías y muchas veces acompañado de miedo. La Misericordia es como podemos llamar a como ama Dios. Un amor que se entrega, puro y sin debilidades. Es el amor que practica dios hacia nosotros.

 

  • Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Hay que reconocer que, con frecuencia, nuestro peor enemigo está escondido dentro de nosotros mismos. Todos queremos ser felices y ser amados. Como San Agustín en muchos momentos de la vida estamos muy necesitados de felicidad, la buscamos y perseguimos en las cosas que creemos buenas y/o hermosas para poseerlas y ser felices. Pero en un momento de lucidez y claridad, se dio cuenta que la tenía dentro, muy dentro de su corazón.

«Tú estabas dentro de mí, y yo fuera, y por fuera te buscaba»

 

  • Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán ellos llamados hijos de Dios.

«Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo» (Jn 14,27)

No habla de trabajar en la ONU o hacer de mediador en conflictos. Tener paz en el corazón y luego transmitirla a los otros procurando ambientes de paz. Los que trabajan por la paz son los que promueven la paz de Dios sobre todo y a quienes están en división y conflicto con otros o están alejados de Dios. Frecuentemente el antiguo testamento es muy didáctico cuando habla del hombre. Nos enseña que el ser humano siempre ha estado en conflicto. Caín y Abel como hermanos por la envidia y los hombres en la Torre de Babel donde trabajando juntos para llegar a Dios, terminaron divididos por su lengua (palabras o ideas).

 

  • Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

Muchas veces tenemos muy claro cuando se comete una injusticia ante un trato injusto contra otra persona.

Tenemos necesidad de ayudar y Jesús nos da una promesa de bendición para quienes sufren por hacer lo correcto.

 

  • Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

 

(Mt 5,3-12)

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos.
Privacidad