Diez Mandamientos en el catolicismo

28
Nov
Rembrandt Harmensz. van Rijn 079 scaled

Los Diez Mandamientos, también conocidos como el Decálogo, de las palabras griegas δέκα (diez) y λόγος (palabras), son un conjunto de principios éticos y de adoración, que juegan un papel importante en el judaísmo y el cristianismo. Incluyen instrucciones de como adorar solo a un Dios y guardar el día de reposo, así como también prohibiciones en contra de la idolatría, asesinato, robo, deshonestidad y adulterio. Diferentes grupos religiosos siguen distintas tradiciones en cuanto a la manera de interpretarlos y enumerarlos.

Los Diez Mandamientos aparecen dos veces en la Biblia hebrea: en los libros de Éxodo y Deuteronomio. De acuerdo con la historia narrada en el libro de Éxodo, Dios escribió estos mandatos en dos tablas de piedra, las que dio a Moisés en el Monte Sinaí; según el relato, cuando bajaba del monte, vio al pueblo que estaba adorando un becerro de oro y enfurecido las rompió. Posteriormente, pidió a Dios que perdonase al pueblo y sellase con él un «convenio» (pacto o alianza); entonces, el Señor ordenó a Moisés que tomara dos lajas de piedra y en ellas quedaron escritos los Diez Mandamientos del pacto, reconviniéndole que «no deben tolerar la desobediencia».

Los Diez Mandamientos son reconocidos como una base moral en el judaísmo, cristianismo e islam. Estos aparecen por primera vez en el Libro de Éxodo, según el cual Moisés, actuó bajo las órdenes de Dios, liberando a los israelitas de la esclavitud en Egipto. Según la enseñanza religiosa, Dios ofreció un pacto para también liberarlos de la «esclavitud espiritual» del pecado. Algunos historiadores han descrito esto como el «evento central en la historia de la Antigua Israel».

Los pasajes de Éxodo y Deuteronomio

Las Mitzvot (mandamientos divinos) contenidos en la Torá (Pentateuco) son muy numerosos, 613 de acuerdo con el cómputo judío, pero se le ha dado una significación especial a los que constituyen el tratado que Dios selló con el pueblo elegido en el curso del éxodo, escribiéndolos en tablas de piedra que entregó a Moisés en el monte Sinaí. El contenido de esos mandatos divinos se encuentra en varios pasajes del Pentateuco.

Las dos fuentes principales son Éxodo, 20: 2-17 y Deuteronomio, 5: 6-21. En el Libro del Éxodo (34:10-28) aparece otro texto muy antiguo, considerado por los antiguos rabinos israelitas como uno de los que mejor expresaban las ordenanzas del dios Yahveh al celebrarse la Alianza.

El libro del Éxodo contiene la siguiente narración:

Y habló Dios todas estas palabras, diciendo:
Yo, Yahveh, soy tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.
No tendrás dioses ajenos delante de mí.
No te harás imagen ni ninguna semejanza de lo que hay arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
No te inclinarás ante ninguna imagen, ni las honrarás; porque yo soy Yahveh tu Dios, fuerte, celoso, que castigo la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
No tomarás el nombre de Yahveh tu Dios en vano; porque no dará por inocente Yahveh al que tomare su nombre en vano.
Acuérdate del día del sábado para santificarlo
Seis días trabajarás, y harás toda tu obra,
más el séptimo día es reposo para Yahveh tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas.
Porque en seis días hizo Yahveh los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Yahveh bendijo el día de reposo y lo santificó.
Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Yahveh tu Dios te da.
No matarás.
No cometerás adulterio.
No hurtarás.
No dirás falso testimonio contra tu prójimo.
No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
«Éxodo 20:1-17».

El libro del Deuteronomio, cuyo nombre griego alude a que repite en buena medida el contenido de los anteriores, ofrece una enumeración muy semejante a la de Éxodo 20:

Yo soy Yahvé tu Dios, que te saqué de tierra de Egipto, de casa de servidumbre y te di de comer toda tu vida.
No tendrás dioses ajenos delante de mí.
No harás para ti escultura, ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
No te inclinarás a ellas ni las servirás; porque yo soy Yahveh tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
y que hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
No tomarás el nombre de Yahveh tu Dios en vano; porque Yahveh no dará por inocente al que tome su nombre en vano.
Guardarás el día de reposo para santificarlo, como Yahveh tu Dios te ha mandado.
Seis días trabajarás, y harás toda tu obra;
más el séptimo día es reposo a Yahveh tu Dios; ninguna obra harás tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni el extranjero que está dentro de tus puertas, para que descanse tu siervo y tu sierva como tú.
Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Yahvé tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido; por lo cual Yahvé tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo.
Honra a tu padre y a tu madre, como Yahvé tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Yahvé tu Dios te da.
No matarás.
No cometerás adulterio.
No hurtarás.
No dirás falso testimonio contra tu prójimo.
No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
«Deuteronomio 5:6-21».

La venida de Jesús está visto por la Iglesia católica como el cumplimiento del Antiguo Testamento y de los judíos, que fueron elegidos «mostrar el verdadero Dios al mundo». Jesús dio a conocer los Mandamientos e instruyó a sus seguidores perfeccionarlos, exigiendo «más, no menos: una justicia superior a la de los Escribas y Fariseos». «Los Mandamientos son el orden moral lo que la historia de la creación en Génesis es el orden natural. Ellos son la base de Dios para conquistar el caos. No son ideas de los hombres acerca de Dios, pero sí ideas de Dios sobre el hombre». La Iglesia enseña que Jesús liberó a las personas de mantener «la ley judía (Torá) con sus 613 normas distintas, pero, no de la obligación de guardar los Diez Mandamientos», porque los Diez Mandamientos «fueron escritos por el dedo de Dios», a diferencia de «los escritos por Moisés». Esta doctrina fue reafirmada en el Concilio de Trento (1545-1563) y en el Concilio Vaticano II (1962-1965).

Santo Tomás de Aquino, doctor de la Iglesia, considera que los Mandamientos son los «principales preceptos de justicia y de todas las leyes, y la razón natural les da su consentimiento inmediato como principios claramente evidentes».

El Catecismo de la Iglesia católica dedica una gran parte a los mandamientos, sirviendo hoy de base para la enseñanza social católica. Según el Catecismo, la Iglesia les ha dado un lugar predominante en la enseñanza de la fe desde el siglo V. La Iglesia los considera como «un camino de vida» y un «camino a la libertad», así como un patio de recreo de la escuela protege a los niños de «los peligros que amenazan la vida».

“Los mandamientos son parte de una relación, aquella de la Alianza entre Dios y su Pueblo”

Franciscus PP

El Decálogo en la Iglesia católica

 

La Sagrada Escritura los llama también «las diez Palabras». El mandamiento es un precepto, una orden. En cambio, la palabra es el medio esencial de la relación como diálogo fundamentado en el amor. Dos personas que no se aman, no logran comunicar. Sin embargo, cuando alguien habla a nuestro corazón, termina nuestra soledad y comienza una comunicación que da vida.

En la Sagrada Escritura, los mandamientos no viven por sí mismos, sino son parte de una relación, como se puede ver al inicio del capítulo 20 del Libro del Éxodo, donde el texto habla de “palabras” y no de “mandamientos”. “La tradición judía las llamará siempre como el Decálogo, las diez Palabras. Y el término decálogo quiere decir justamente esto, relación”.

Los Diez Mandamientos de acuerdo con el Catecismo de la Iglesia Católica, analizados individualmente, son:

 

  1. «Yo, el Señor, soy tu Dios, que te ha sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre. No habrá para ti otros dioses delante de mí. No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas ni les darás culto» (Ex 20, 2-5).
  2. «No tomarás en falso el nombre del Señor tu Dios» (Ex 20, 7; Dt 5, 11).
  3. «Recuerda el día del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos, pero el día séptimo es día de descanso para el Señor, tu Dios. No harás ningún trabajo» (Ex 20, 8-10; cf Dt 5, 12-15).
  4. «Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar» (Ex 20, 12).
  5. «No matarás» (Ex 20, 13).
  6. «No cometerás adulterio» (Ex 20, 14; Dt 5, 17).
  7. «No robarás» (Ex 20, 15; Dt 5,19).
  8. «No darás testimonio falso contra tu prójimo» (Ex 20, 16).
  9. «No codiciarás la casa de tu prójimo, ni codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva» (Ex 20, 17).
  10. «No codiciarás […] nada que […] sea de tu prójimo» (Ex 20, 17). «No desearás su casa, su campo, su siervo o su sierva, su buey o su asno: nada que sea de tu prójimo» (Dt 5, 21).

 

Para enseñar los Diez Mandamientos de una manera más sencilla es usada la fórmula catequética del Compendio del Catecismo de la Iglesia católica​, y son:

 

  1. Amarás a Dios sobre todas las cosas.
  2. No tomarás el nombre de Dios en vano.
  3. Santificarás las fiestas.
  4. Honrarás a tu padre y a tu madre.
  5. No matarás.
  6. No cometerás actos impuros.
  7. No robarás.
  8. No darás falsos testimonios ni mentirás.
  9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
  10. No codiciarás los bienes ajenos.

 

El catecismo católico, citando el Evangelio de Mateo (Mateo 22:37-40) añade: «Estos Diez Mandamientos se encierran en dos; amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo».

El mandamiento nuevo de Jesús (San Juan 13, 34-35)

Un mandamiento nuevo os doy:
Que os améis unos a otros como yo os he amado.
En esto conocerán que sois mis discípulos: si os tenéis amor unos a otros.

El mandamiento más importante (Mateo 22:34-40)

Los fariseos se reunieron al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos. Uno de ellos, experto en la ley, le tendió una trampa con esta pregunta:

  •  Maestro, ¿Cuál es el mandamiento más importante de la ley?
  •  “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” – le respondió Jesús -. Este es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a este: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.
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