Breve reflexión sobre la condena de Jesús a un árbol sin fruto.
Pocas son las personas que abandonan la iglesia por una crisis de fe. Se alejan por las afrentas que reciben de alguna persona o institución que representa a la iglesia o actúa en su nombre. La hipocresía, el inmovilismo y el encubrimiento son poderosos motivos por los que la gente siente rencor.
Preguntan porque hay tanta gente que odia a la iglesia.
Cuando el clero calla y omite, o se postula como abogado de la iglesia o sus instituciones ante una crítica o denuncia, no puede representar a otro cliente y cometer prevaricato. En ese momento ¿Dónde está el abogado de Cristo? ¿Dónde está el buen pastor que cuida de sus ovejas?
Con vuestra indolencia iréis en procesión a besar el altar, mirareis a la derecha y a la izquierda y no habrá nadie. La higuera estará repleta de hojas, pero ya no dará fruto.
David Muñoz Cabrisas
Marcos 11:12–14
Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (6,1-10)