La condena de Jesús a un árbol sin fruto

16
Jun
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Breve reflexión sobre la condena de Jesús a un árbol sin fruto.

 

Pocas son las personas que abandonan la iglesia por una crisis de fe. Se alejan por las afrentas que reciben de alguna persona o institución que representa a la iglesia o actúa en su nombre. La hipocresía, el inmovilismo y el encubrimiento son poderosos motivos por los que la gente siente rencor.

Preguntan porque hay tanta gente que odia a la iglesia.

Cuando el clero calla y omite, o se postula como abogado de la iglesia o sus instituciones ante una crítica o denuncia, no puede representar a otro cliente y cometer prevaricato. En ese momento ¿Dónde está el abogado de Cristo? ¿Dónde está el buen pastor que cuida de sus ovejas?

Con vuestra indolencia iréis en procesión a besar el altar, mirareis a la derecha y a la izquierda y no habrá nadie. La higuera estará repleta de hojas, pero ya no dará fruto.

David Muñoz Cabrisas

Marcos 11:12–14
Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (6,1-10)

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